¡Nos
hemos puesto en huelga! Somos los sentimientos de «R». Esa humana que cuando
sonríe, una carcajada hace temblar todo su esqueleto y acudimos rápidos a sus
ojos para ver cuál es el detonante de tanta felicidad. Nosotros sabemos
absolutamente todo lo que Raquel esconde en ese adorable corazoncito. Y hoy lo
vamos a desvelar, porque llevamos meses chivándoselo a ella, una y otra vez,
pero no nos hace ni caso.
Nosotros,
como buenos sentimientos, hacíamos cola en su puerta para que despertara. La
aporreábamos y, un día, casi la echamos abajo… fue en ese momento justo en que «A»
apareció en nuestras vidas. Y nosotros, sentimientos fornidos, nos convertimos
en flanes bailones, dándonos cuenta de que aquel chico nos imantaba.
Y así
somos los sentimientos… ¡inesperados! Nosotros estamos ahí, tan felices, viendo
Sálvame, con los rulos y la bata puestos, criticando a la Karmele cuando de
pronto: ¡Pum! Se desata una avalancha tan inesperada y tan revolera, que nos
revuelve todo. Y estalla el cinturón de la bata para descubrirnos precilocos
con nuestro mejor traje de lentejuelas multicolores.
Nosotros
que vivíamos tranquilos con alguna que otra pesadilla del Sr. Tomate asesino,
que nos perseguía para arrinconarnos hasta que nos salvaba la vida el Súper Queso.
Pero… ¡cuidado! A veces ser feliz
viene de la mano de tener miedo a volver a equivocarse. Pánico a un dolor
oculto, incurable e inmerecido. Porque él vino para estrujar nuestra vida de
forma romanticona. Y es tan difícil pensar en «A» cuando
irremediablemente se te escapa una incontrolable sonrisa. Y ante «A» nuestra «R» sonreía, como sonríe la
inocencia ante el primer amor: ladeando la cabeza y entrecerrando los ojos,
susurrándose que su corazón lata más despacio.
Desde la llegada de «A», Raquel respira suspirando. Avanzaba
con la sutileza de un fantasma, brincando sobre las puntas de los dedos del pie
y girando hasta elevarse por las paredes. Alguien había sacudido su corazón con
un ritmo nostálgico de reggaeton extremo. Entonces nuestro reconfortante
interior se vio invadido por mil y una lucecitas decorativas.
Raquel
no lo sabe, pero la llegada de aquel hombre estaba escrita en sus tripas y en
el corazón. «A» nos abraza tan fuerte, a nosotros y a «R», para que el recuerdo
de tenernos en sus brazos le reconforte las horas que no está a nuestro lado. Raquel,
tan cocinillas ella, y ahora solo se
está alimentando de cariño y de amor.
Y desde
este momento seremos el doble de sentimientos, para caminar enlazando las pasiones
de «A» con los de «R». Esos impulsos que
nos dan ganas de rozarnos, de tocarnos, de acercarnos para amarrarnos en un
beso. Y como dice la canción: no tienes remedio, no tienes remedio, eres mi
gran amor.
Adiós,
adiós bonitos.
La entrada de hoy es parte de un intercambio blogger que hemos hecho entre algunas bloggeras. Este texto lo ha escrito mi querida Sonia, o mejor dicho Rukkia jeje, de El revolero mundo de Rukkia. Si queréis leerme a mi en otro registro, encontraréis una entrada mía en su blog hoy mismo, así que os espero por allí jeje. Petuores!!
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