Siempre he preferido ir con cautela, apesar de ese gran punto de locura que pesa en mi personalidad. Un poco contradictorio, lo sé. Pero últimamente estoy consiguiendo cambiar mi visión. Es evidente que nadie queremos que nos hagan daño, pero andar con pies de plomo continuamente no nos asegura que el daño no vaya a producirse. Lo que si hará es dejarnos clavados en el suelo, costándonos avanzar cada vez más. No siempre es fácil dejarse llevar, y abandonar los miedos, pero en la búsqueda de la felicidad ese es el único camino. La felicidad no es algo eterno y constante, es volátil y desequilibrado. ¿Por que coartarnos con la idea de encontrar una felicidad permanente? Disfrutar de cada instante como si fuese único, sin importar que venga después, solo así la felicidad puede ser plena. Sin prejuicios, ni estereotipos. Y si al final duele, habrá que ser positivos, y ver que de ello derivan cosas buenas. Te llevas el haber vivido intensamente, sin arrepentirte de nada, y la enseñanza y madurez que los golpes siempre proporcionan.
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