Si, lo admito, soy una chica de costumbres, de rutinas para que engañarnos. No me gustan los planes por sorpresa, yo me organizo mis dias y asi es como deben ser. No me digas de quedar en un par de horas porque seguro que será que no, y no precisamente porque tenga una agenda ocupada. Puede pareceros triste, extraño quizá, que con tan solo 21 años ya sea tan cuadriculada en estas cosas, pero asi soy.
Eso si, tampoco os engañeis a vosotros mismos, hasta el más bohemio o alocado tiene sus rutinas. Seguro que muchos os vestiis, incluso os secais al salir de la ducha, siempre por el mismo orden preestablecido por vosotros mismos. Probablemente otros tantos vayais a los mismos sitios pasando siempre por las mismas calles.
Pues no solo sociales son las costumbres, sino autoimpuestas sin querer por nosotros mismos. Y eso no es nada malo. Todos tenemos nuestros propios hábitos, y estos nos hacen ser como somos.
Dicen que el hábito no hace al monje, pero cuando el hábito deja de ser esa prenda de vestir las cosas cambian.
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